Prehistoria entre viñedos: dólmenes de Rioja Alavesa
Álava cuenta con un patrimonio rico y variado en el que conviven el arte, la cultura, el paisaje, la gastronomía y la historia. En el caso de Rioja Alavesa, un territorio especialmente conocido por su cultura y producción vitivinícola, tenemos la oportunidad de viajar en el tiempo gracias a los distintos yacimientos arqueológicos que se han conservado.
En esta ocasión, hablaremos de los dólmenes, muy prolíferos en Rioja Alavesa. Al igual que los menhires, los crómlech o los henges, los dólmenes son construcciones megalíticas utilizadas como lugares de enterramiento colectivo en época prehistórica. Se trata de un fenómeno localizable en todo el mundo y cuyo nombre proviene del griego mega (grande) y lithos (piedra). Comienza a darse hacia el Neolítico avanzado, en torno al V milenio a.C., y abarca mínimo hasta la Edad del Bronce (III milenio a.C.), llegando en algunos casos al I milenio a.C.
Durante siglos, la construcción de los dólmenes se ha vinculado con seres fantásticos como hadas, brujas o gigantes, y pasando de generación en generación en forma de leyendas, canciones, historias y similares formatos. Muchas veces la leyenda que rodea a los megalitos ha permitido que estos sean respetados, alabados e incluso temidos y, aunque se hayan dado saqueos, gracias a estos mitos muchos han podido llegar en una bastante buenas condiciones hasta nuestros días.
Este es el caso de uno de los dólmenes más conocidos de la región de Rioja Alavesa: la Chabola de la Hechicera (Elvillar). Su nombre hace referencia a una leyenda popular según la cual las mañanas de San Juan se oían los cantos de una hechicera en el entorno del dolmen. Sin embargo, cuando se acercaban, no veían a nadie. Según recoge José Miguel de Barandiarán, la población de Elvillar temía que los más pequeños se acercaran, por lo que les dijeron que si iban al dolmen se convertirían en piedra. Así, las criaturas, aterrorizadas, decidían hacer caso y quedarse en el pueblo. Además, como parte de las fiestas de la Asunción y San Roque, la noche del 14 al 15 de agosto se celebra un akelarre en la plaza del pueblo. Por tanto, la relación entre Elvillar y el dolmen es realmente estrecha, hasta el punto de que hace unos años se incorporó la silueta de la Chabola al escudo de la localidad.
Otros, en cambio, se han visto muy modificados por el ser humano, que ha reaprovechado muchas veces las piedras que forman estos megalitos como morcuera o cantera. Un buen ejemplo de esta mala conservación es El Montecillo (Villabuena de Álava/Eskuernaga), descubierto por Roberto Ibáñez en 2009. El equipo arqueológico encontró un monumento enormemente alterado y fueron pocos los materiales arqueológicos que se pudieron recuperar. No obstante, su visita es muy recomendable, ya que se encuentra junto a un curioso cementerio civil de temática megalítica llamado Ibaola Harriak.
El Sotillo (Laguardia), por su parte, fue descubierto en 1955 y, pese a no conservar las losas de cubierta, las losas y el túmulo sí que se han mantenido, por lo que podemos hacernos una idea de la apariencia que tuvo originalmente. Se trata de uno de los dólmenes más utilizados en el tiempo dentro de la región, ya que la datación de los materiales arqueológicos abarca del III milenio a.C. hasta el siglo I a.C.
Por suerte, otros dólmenes de Rioja Alavesa nos han llegado mucho mejor y se hallado muchísimo material arqueológico en ellos. Cerca de la villa de Laguardia, por ejemplo, encontramos el dolmen del Alto de la Huesera. Este dolmen ha sido excavado en diversas ocasiones, llegando a recuperarse 131 esqueletos en conexión anatómica con ajuares muy interesantes, conformados por cerámica campaniforme, cuentas de collar, piezas en sílex y otras metálicas, como puntas de flecha.
Junto a Laguardia tenemos el dolmen de San Martín. Descubierto por José Miguel de Barandiarán y Domingo Fernández de Medrano en 1956, ha sido recientemente restaurado por el Servicio de Restauración de la Diputación Foral de Álava y cuenta con un antiguo guardaviñas a su lado. En este caso, los restos óseos hallados corresponden a 22 individuos. Otro caso interesante es el de El Encinal (Elvillar), del que se extrajo un fragmento de maxilar humano, un hacha pulimentada de ofita y doce fragmentos cerámicos.
Los dólmenes a mayor altura de esta región alavesa son Los Llanos (Kripan) y Layaza (Laguardia). El primero fue excavado en los años 80 y se recuperaron restos humanos óseos de unas 100 personas. Además, localizaron objetos de adorno personal, un brazalete de arquero, armas y cerámicas campaniformes. El de Layaza, en cambio, también denominado del “trozo derecho”, fue descubierto y excavado en los años 50. Una vez más, el terreno sobre el que se asienta ha sido removido en numerosas ocasiones, por lo que son pocos los materiales recuperados en él. Aun así, contamos con restos de dos individuos y parte del ajuar que los acompañaba, formado en su mayoría por materiales líticos.
Como no es lo mismo contarlo que vivirlo, os animamos a visitar estos enclaves dolménicos de Rioja Alavesa la próxima vez que vayáis a visitar este precioso territorio alavés. Para más información, podéis consultar esta página de la Diputación Foral de Álava/Arabako Foru Aldundia.
Bibliografía:
Fernández de Eraso, Javier; Mujika Alustiza, José Antonio; Iriarte, María José; Ormaetxea, Orbange; García-Rojas, Maite; Camarero, Cristina; Arévalo-Muñoz; Erik (2021). La Prehistoria en Rioja Alavesa. Una guía para su conocimiento y visita. Colección Ikertuz. Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea. Vitoria-Gasteiz.
Galilea, Fernando (2012). Dólmenes y menhires. El megalitismo en Álava. Instituto Alavés de Arqueología-Arkeologiarako Arabar Institutua. Vitoria-Gasteiz.
Instituto Alavés de Arqueología-Arkeologiarako Arabar Institutua (2019). Rioja Alavesa, espacio arqueológico. Guía de visita. Gobierno Vasco-Eusko Jaurlaritza.
Diputación Foral de Álava-Arabako Foru Aldundia. Dólmenes de Ripja Alavesa. Diputación Foral de Álava-Arabako Foru Aldundia. https://web.araba.eus/es/patrimonio-arqueologico/dolmenes/rioja-alavesa