San Prudencio: Vida y milagros del patrón de Álava
San Prudencio es un santo cristiano muy venerado en España, especialmente en la provincia de Álava, donde se le considera el patrón. A lo largo de su vida, se le atribuyen varios milagros que han dejado una huella indeleble en la historia y la cultura de la región.
Nació en la aldea alavesa de Armentia, lugar en al que hoy en día se peregrina para celebrar el día de este Santo. A los 15 años se retiró a las cercanías de Soria para vivir una vida contemplativa junto a su maestro Saturio. Aquí realizó su primer milagro documentado, ya que se dice que cruzó el río Duero sin mojarse (otras fuentes afirman que caminó sobre las aguas) para reunirse con su maestro, a pesar de las advertencias de peligro de éste. Vivió allí durante siete años hasta el fallecimiento de Saturio, para después viajar a Calahorra, lugar donde realizó un gran número de evangelizaciones y curaciones milagrosas.
Debido a estos poderes curativos cada día era más famoso, hasta el punto que tuvo que huir de la ciudad para reencontrar la tranquilidad de la vida contemplativa. Así llego a Tarazona, donde se encargó principalmente del mantenimiento del templo, hasta que le nombraron obispo de la ciudad. Fue mediador en las disputas entre el obispado y el clero de Burgo de Osma, logrando así solucionar las contiendas y acabar con la discordia.
Falleció en Burgo de Osma el 28 de abril, tal como él había predijo, día en el cual la provincia de Álava le rinde culto y realiza peregrinaciones a la ermita de Armentia. La historia de su lugar de enterramiento es muy curiosa, ya que al ser tan famoso y fallecer fuera de su diócesis, hubo polémicas sobre dónde habría que enterrarle. San Prudencio afirmó en su lecho de muerte que para escoger su lugar de sepultura, debían colocar su cuerpo sobre un mulo o caballo (la versión cambia dependiendo de las fuentes) que le llevaría mediante providencia divina al lugar donde su cuerpo descansaría.
Aunque al principio no cumplieron su último deseo, se dice que el ferétro donde estaba su cuerpo se quedó inmovilizado resultando imposible trasladarlo, por lo que finalmente colocaron su cuerpo sobre el caballo/mulo que utilizaba en vida y le dejaron marchar. El caballo/mulo se paró en una cueva a las faldas del monte Laturce, lugar donde lo enterraron y construyeron un monasterio en su honor.
El documento más reciente en el que figura como santo es el del monasterio de San Millán de la Cogolla, en el año 759. En 1643 se intentó nombrar a San Prudencio como patrón de Álava aunque no fue hasta 1698 cuando se proclamó oficialmente como tal. Desde entonces, el 28 de abril los alaveses celebran la fiesta de la provincia en honor a San Prudencio.